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Periostitis en corredores: qué es, causas, síntomas y tratamientos efectivos

La periostitis tibial, también conocida como síndrome de estrés tibial medial, es una de las lesiones más comunes en el mundo del running. Esta afección suele presentarse como un dolor agudo o persistente en la parte interna de la tibia, especialmente durante o después de correr. Aunque no es una lesión grave, puede convertirse en un problema crónico si no se aborda adecuadamente.

En este artículo, exploraremos en profundidad las causas de la periostitis tibial, sus síntomas, cómo prevenirla y cuáles son los tratamientos más efectivos para su recuperación.

¿Qué es la periostitis tibial?
La periostitis tibial es una inflamación del periostio, una fina membrana que recupera el hueso de la tibia. Esta inflamación ocurre debido a microtraumatismos repetitivos provocados por el impacto constante al correr.

Es común entre corredores, especialmente aquellos que entrenan en superficies duras o que aumentan de manera repentina la intensidad de sus entrenamientos. Si no se trata a tiempo, puede evolucionar hacia lesiones más graves, como fracturas por estrés.

Causas de la periostitis tibial
Las principales causas de la periostitis están relacionadas con el sobreuso y el estrés repetitivo sobre la tibia. Entre los factores más comunes encontramos:

Sobrecarga en los entrenamientos: Aumentar abruptamente la distancia, intensidad o frecuencia de las carreras puede sobrecargar los músculos y huesos de la pierna.
Técnica de carrera inadecuada: Una técnica incorrecta puede generar fuerzas desiguales en las piernas, aumentando la presión sobre la tibia.
Biomecánica del pie: Problemas como la pronación excesiva (el pie gira demasiado hacia adentro) o el pie cavo (arco plantar elevado) pueden contribuir al desarrollo de la periostitis.
Calzado inadecuado: Correr con zapatillas desgastadas o sin la amortiguación necesaria incrementa el impacto sobre la tibia.
Superficies de entrenamiento: Correr en superficies duras como asfalto o cemento intensifica las fuerzas de impacto.
Falta de fortalecimiento muscular: Músculos débiles o desequilibrios en el tren inferior aumentan la carga sobre los huesos y el periostio.
Síntomas de la periostitis tibial
Los síntomas más característicos de la periostitis tibial incluyen:

Dolor en la parte interna de la tibia: Generalmente, aparece al inicio del entrenamiento, desaparece con el ejercicio y regresa después de la actividad.
Sensibilidad al tacto: La zona afectada puede estar inflamada y doler al presionarla.
Molestias constantes: En casos avanzados, el dolor persiste incluso en reposo.
Nivel de inflamación: Aunque no siempre es visible, puede haber un leve aumento en la zona interna de la pierna.
Cómo prevenir la periostitis tibial
Prevenir esta lesión requiere atención a la técnica de carrera, el equipamiento y los hábitos de entrenamiento. Aquí te dejamos algunos consejos clave:

Incrementar progresivamente la carga: Evite aumentar bruscamente la distancia o intensidad de los entrenamientos. Sigue la regla del 10 %, que establece que no se debe aumentar más del 10 % del volumen semanal de entrenamiento.
Usar calzado adecuado: Escoge zapatillas de running con buena amortiguación y diseño adaptado a tu tipo de pisada. Cámbialas cada 600-800 kilómetros.
Fortalecer los músculos: Trabaja los músculos de la pantorrilla, el sóleo y el tibial posterior con ejercicios específicos para reducir la carga sobre el hueso.
Correr en superficies blandas: Siempre que sea posible, opte por terrenos más amigables, como pistas de atletismo, tierra o césped.
Técnica de carrera: Si es necesario, consulta con un entrenador para mejorar tu técnica y reducir el impacto en tus piernas.
Estiramientos y calentamiento: Antes de correr, dedica tiempo a calentar y estirar los músculos del tren inferior para prepararlos para la actividad.
Tratamientos para la periostitis tibial
Si ya estás lidiando con esta lesión, es importante tratarla adecuadamente para evitar complicaciones. Aquí te presentamos los tratamientos más efectivos:

1. Descanso y reducción de la actividad física
El primer paso es disminuir o detener temporalmente la actividad que provoca el dolor. Esto permitirá que el periostio se desinflame y los tejidos afectados comenzarán a repararse.

2. Aplicación de frío
El uso de compresas frías en la zona afectada ayuda a reducir la inflamación y el dolor. Aplique hielo durante 15-20 minutos varias veces al día, especialmente después del ejercicio.

3. Fisioterapia
Un fisioterapeuta puede ayudarle con:

Terapias manuales: Para aliviar tensiones musculares y mejorar la biomecánica.
Vendaje neuromuscular: Brinda soporte adicional a los músculos y reduce la carga sobre la tibia.
Ejercicios de fortalecimiento: Para corregir desequilibrios musculares en el tren inferior.
4. Plantillas ortopédicas
En casos de problemas biomecánicos, como la pronación excesiva, el uso de plantillas personalizadas puede aliviar la presión sobre la tibia.

5. Ejercicios de bajo impacto
Durante la recuperación, reemplace la carrera por actividades que reduzcan el impacto, como la natación o el ciclismo, para mantener la condición física sin agravar la lesión.

6. Medicación antiinflamatoria
Si el dolor es severo, un médico puede recetar antiinflamatorios sin esteroides (AINE) para aliviar los síntomas. Sin embargo, esto debe ser un complemento y no sustituye el descanso ni otros tratamientos.

Cuándo acudir a un médico
Si el dolor persiste durante más de dos semanas, incluso con reposo y cuidados, o si se vuelve incapacitante, es fundamental consultar a un médico. En algunos casos, el dolor en la tibia puede ser un signo de fractura por estrés, una condición más seria que requiere un manejo especializado.

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